Desde que iniciamos el proyecto hemos estado experimentando con la materialidad de Proyecto Ensamble, y como buena experimentación ha tenido malos y buenos resultados.
Siempre nos topamos con algún rasca «pero», como por ejemplo que la manufactura tiene un costo demasiado alto, ni modo en pensar mandar a hacer las piezas a China donde lo más probable es que tengan a un niño esclavo trabajando o cualquier otra cosa horripilante. Pensar en pasar los costos de «manufactura chilena» a los futuros y misteriosos «compradores» me deja con un margen de ganancia negativo. Y por otro lado, la competencia contra productos efectivamente fabricados por un Nepalés mal pagado, con costo por unidad de -$100, no tiene patas ni cabeza. Hay otros «peros» aún más obscenos que no mencionare en esta ocasión.
De todas maneras nos embarcamos en materializar nuevas propuestas porque estas nimiedades no significan nada para nosotros, y una de las opciones que barajamos fue el textil, por lo que decidimos transformar la pieza Ensamble en un simpático cojín constructivo. En esta versión se mantiene el concepto de ensamblaje en una figura a escala humana (de un humano de más o menos 4 años), constituida en una materialidad (tela no tejida, TNT) que da la flexibilidad para ser usado como juguete constructivo o como mejor amigo.
